OTRO ANIVERSARIO MAS DE LA GESTA HEROICA EN PLAYA GIRON.
Palabras pronunciadas por José Andreu Santos
el 20 de abril de 1991 en Miami en la cena conmomerativa
del treinta aniversario de la invasión de Playa Girón.
En primer lugar, quisiera agradecer a la directiva de la Brigada y en
particular a Roberto Pertierra, por quien siento profundo afecto y
admiración, el ser invitado a hablarles esta noche.
Hace tres días se cumplieron 30 años de nuestro desembarco en Playa
Girón. Eramos muy pocos, 1,200. Nuestros orígenes y creencias
personales no podían ser más variados. Pero nos las arreglamos para
poder superar por un lado el numero exiguo de combatientes y por otro
las diferencias de orígemes y creencias personales para enfrentar
militarmente a una de las dictaduras más totalitarias, avasalladoras y
duraderas del mundo.
En Guatemala levantamos campamentos arrancados a la selva y nos
sometimos a una disciplina férrea y a penurías de todo tipo para
convertir a un puñado de civiles y militares en un instrumento de
guerra efectivo.
En la guerra, cumplimos con los planes trazados y con las órdenes
recibidas. Nuestros grupos de infiltración dieron pruebas asombrosas
de valentía en las circunstancias más adversas, las de tener que
luchar en el campo enemigo y practicamente solos.
Las tropas invasoras se cubrieron de gloria en Girón. Los hombres
ranas prepararon el terreno como se tenía previsto. Las tripulaciones
de los barcos soportaron el bombardeo enemigo hasta desembarcar a
todos los soldados. Nuestros pilotos y artilleros aéreos volaron una y
otra vez sobre el campo de batalla, a sabiendas qua morirían en la
encomienda, por cumplir con la causa de Cuba y con aus compañeros.
La infantería, los paracaidistas y los elementos de artillería y
blindados pelearon hasta qua se les acabó las municiones y no se
retiraron hasta que recibieron órdenes de retirarse. Fuí testigo del
espiritu con que luchamos. En dos ocasiones en que nuestro querido
jefe Pepe San Roman me ordenó ir en misiones especiales, una en el
frente central y otra para mantener el aeropuerto abierto hasta el
ú1timo momento, los que me rodeaban cuando recibí las órdenes me
acompañaron todos, en ambos casos, como voluntarios , ejemplo de
heroicidad anónima que se vio repetida por todas partes.
No hubo sitio seguro en las playas invasoras: la retaguardia fué
bombardeada iqual que la vanguardia. Peleamos con eficiencia y tesón.
Le produjimos más de 4,500 bajas al enemigo a cambio de 100 muertos
por nuestra parte. Las causas de nuestra derrota militar hay que
buscarlas en Washington, no en la Brigada, que, haciendo más aún de lo
que se esperaba de ella, fue moralmente triunfadora.
En la prisión mantuvimos el rechazo al opresor. Fuimos disciplinados a
pesar de sentirnos traicionados, en la mayor incertidumbre, soportando
penurias fisicas y los abusos de los carceleros. Nos sumamos sin
ambaajes a la huelga de hambre de los presos políticos en Isla de
Pinos, arrostrando a pie firme las consecuencias. Ni un solo
brigadista se pasó al enemigo. Cerramos filas y salimos airosos de
Cuba.
En el exilio hemos mantenido nuestra identidad de Brigada. Hemos
participado en las tareas cívicas y políticas del exilio, así como, en
compañía de otros valientes, en acciones casi suicidas de tipo
militar.
Es legítimo el sentirse orgulloso de ser Brigadistas. Difícilmente
podamos hacer algo de tanto alto valor moral en lo que nos resta de
vida.
Aún nos queda, sin embargo, la ingente tarea de completar lo que quedó
truncado. Asumir actitudes idóneas y adoptar una agenda clara de
responsabilidades nos ayudarían a contribuir con el mayor beneficio
para Cuba.
Primero, debemos honrar a los compañeros brigadistas en cuanta ocasión
se presente. Los Brigadistas que parezcan no haber actuado siempre a
la altura de las circunstancias así y todo arriesgaron sus vidas y
sufrieron penalidades en lugar de quedarse sanos, salvos y tranquilos
en sus casas. Enaltecernos los unos a los otros es no sólo lo moral,
sino también lo inteligente.
Deberíamos practicar la democracia participativa. No es suficiente el
elegir una directiva en la Asociacion de la Brigada cada cierto
tiempo. Nuestra preocupación por los asuntos cubanos debe ser
permanente. Los Brigadistas debemos ser consultados por las
dirigencias para la cuestiones importantes. Debemos sentir que se nos
toma en cuenta.
El comportamiento ético del grupo incluye el respeto a la leal
oposición. La moral se ha resquebrajado en Cuba bajo la influencia del
poder unipersonal y omnímodo. Tenemos que tener la moral alta para
poder ayudar a los que han visto la suya pisoteada e ignorada. Esa
moral debe incluir el respeto al prójimo en su mas amplia acepción.
Tener distintas opiniones no nos convierte en enemigos los unos de los
otros. Quién puede presumir tener el monopolio de lo cierto? Si
reconocemos nuestras propias limitaciones nos será más fácil admitir
que otras personas puedan tener la razón en un momento dado.
Necesitamos opositores honrados para no perder el rumbo. O seguimos el
ejemplo de convivencia que están dando húngaros y checoslovacos o nos
empantanamos en luchas fratricidas como los afganos, que por ello
siguen bajo el yugo comunista.
Entendamos, con modestia, que los que hoy viven en Cuba marcarán el
rumbo que tomará nuestra isla: ellos son la abrumadora mayoría de los
cubanos, han sufrido más que nadie y serán los que derriben el
régimen. Vean si no quiénes están tomando las decisiones en Hungria,
Polonia y Checoslovaquia. Quiénes en Nicaragua. Los que se fueron o
los que se quedaron?
Para ser realista, una agenda futura debería estar basada en el
esfuerzo propio. La ayuda extranjera, cuando venga, estará muy por
debajo de lo que hagamos nosotros mismos, tanto en tamaño como en
permanencia.
Si se me pidiera que resumiera la agenda de futuro lo haría con tres
palabras: democracia con solidaridad. Democracia como marco general de
vida que permita la libertad propia sin desmedro de la ajena.
Solidaridad para desarrollarnos con humanismo.
Las sociedades modernas muestran ejemplos de democracia con
solidaridad que pudiéramos analizar para sacar lecciones provechosas.
En Alemania y Japón, después de la Segunda Guerra Mundial, lo primero
que se desarrolló fueron las fuentes de trabajo, que tenían el mayor
impacto económico y social. En los países verdaderamente avanzados se
consulta a los obreros sobre decisiones gerenciales, se da incentivos
económicos a los trabajadores para producir más y mejores y se
controla las disparidades desmesuradas de ingreso a través de sistema
de impuesto equitativos.
El espíritu solidario en las sociedades verdaderamente avanzadas ha
hecho posible erradicar en ellas el analfabetismo, ha servido para
proveer de servicios de salud a toda la población, de seguro de empleo
a todos los desocupados, de seguro de retiro equitativo a las grandes
mayorías y de educación vocacional continuada a los obreros y
empleados que lo necesiten. Estás tareas de desarrollo equilibrado y
equitativo fueron compartidas por los empresarios y los gobiernos
porque eran responsabilidad de todos.
Estas son algunas de las ideas qua me parecen dignas de ser pensadas y
discutidas entre los cubanos. Antes de Castro, Cuba era la segunda
sociedad más avanzada de America Latina y estaba a punto de despegar
hacia el pleno desarrollo. Castro nos ha hecho retroceder a un plano
de primitivismo moral y económico del que no va a ser fácil salir.
El fin del régimen castrista apunta en el horizonte. De las actitudes
que asumamos y de la agenda que desarrollemos dependerán el futuro de
nuestra patria y en un plano mas modesto, pero no menos meritorio, la
justificación de nuestros muertos y de la gesta misma que llevara a
Cuba a un puñado de valientes, con las armas en la mano, treinta años
atras.
Buenas noches.
José Andreu Santos / 2501